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jun. 11, 2024
4 min de lectura
El cáncer de próstata es uno de los más comunes entre los hombres y representa un importante desafío de salud a
nivel mundial. Sin embargo, a través de la educación y la concientización, es posible tomar medidas proactivas para
reducir el riesgo y detectar la enfermedad en sus etapas más tempranas, mejorando los resultados del tratamiento y
la calidad de vida de los pacientes.
Este artículo tiene como objetivo dar respuesta a las preguntas más frecuentes de esta enfermedad para que
comprendas qué es, cuáles son sus factores de riesgo, síntomas y las estrategias más efectivas para su prevención.
La próstata se encuentra justo debajo de la vejiga y delante del recto, y su función principal es producir el líquido
seminal que transporta y nutre a los espermatozoides.
Cuando se inflama la próstata, hablamos de prostatitis, y cuando se genera un agrandamiento no canceroso de esta
glándula, hablamos de hiperplasia prostática benigna.
Entonces, ¿cuándo se trata de un cáncer de próstata? Cuando se forman células malignas en los tejidos de la próstata, la
cual tiene el tamaño de una nuez en el sistema reproductor masculino.
Puede manifestarse de diversas formas, cada una con características únicas y enfoques específicos de tratamiento:
Adenocarcinoma: Es el tipo más común y se origina en las células glandulares de la próstata. Su detección temprana es fundamental para el tratamiento adecuado porque mejora el pronóstico y la calidad de vida del paciente.
Carcinoma de células pequeñas: Es un tipo menos usual y más agresivo. Se caracteriza por la presencia de células que se multiplican rápidamente y tienden a diseminarse a otras partes del cuerpo. Es conocido por ser altamente maligno y por no producir síntomas hasta que el cáncer está avanzado.
Sarcoma: Los sarcomas prostáticos más comunes son el sarcoma estromal y el leiomiosarcoma, que son tumores agresivos, que se presentan con mayor frecuencia en hombres más jóvenes, a diferencia del adenocarcinoma de próstata. Es un tipo poco frecuente.
Carcinoma de células transicionales: Se origina justamente en las células transicionales, que recubren el tracto urinario, incluyendo la vejiga, los uréteres y la parte del tracto urinario, que conecta la vejiga con la uretra. En este caso, generalmente el cáncer comienza en la vejiga y se extiende hasta la próstata, aunque en algunas ocasiones puede originarse directamente allí.
Las causas exactas de esta enfermedad aún se desconocen. Sin embargo, diversos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo, tales como:
Edad: A partir de los 50 años aumenta significativamente el riesgo.
Antecedentes familiares: Tener un padre o hermano con cáncer de próstata también aumenta el riesgo.
Etnia: Los hombres afrodescendientes son más propensos que los occidentales y asiáticos al cáncer de próstata.
Genética: Ciertas mutaciones genéticas pueden aumentar el riesgo.
Dieta: Una alimentación alta en grasas saturadas y carnes rojas también está asociada a un mayor riesgo.
En las primeras etapas, generalmente es asintomático. Sin embargo, a medida que avanza pueden aparecer algunos síntomas, como:
Flujo de orina débil o interrumpido.
Sangre en la orina o el semen.
Dolor óseo en la parte baja de la espalda, caderas, piernas o pelvis.
Disfunción eréctil.
Dificultad para orinar o micción frecuente, incluso de noche.
Debilidad o entumecimiento en las piernas.
Puede diseminarse (hacer metástasis) a otros órganos del cuerpo, incluyendo los huesos, ganglios linfáticos y, en casos más avanzados, al hígado y a los pulmones.
La gravedad depende de diversos factores, como la etapa en la cual se detecta, la agresividad del tumor y la salud general del paciente. En sus etapas iniciales, suele ser de crecimiento lento y no genera síntomas graves, pero si no se trata puede avanzar y propagarse a otras partes del cuerpo, aumentando el riesgo de complicaciones y mortalidad.
Avanza lentamente, lo que permite que muchos casos sean detectados antes de que se diseminen fuera de la glándula prostática. Sin embargo, hay tipos de cáncer de próstata más agresivos que pueden crecer y diseminarse rápidamente.
Los exámenes más comunes para detectarlo son:
Antígeno Prostático Específico (PSA): Un análisis de sangre que mide los niveles de PSA, una proteína producida por la próstata.
Examen Digital del Recto o Tacto Rectal (DRE): Un examen físico donde el médico palpa la próstata a través del recto para detectar anomalías.
Si estos exámenes indican que hay sospechas de cáncer se pueden realizar biopsias, ecografías transrectales y resonancias magnéticas para confirmar el diagnóstico.
Éstos varían ampliamente, según el tipo, estado de la enfermedad y salud general del paciente. Entre los tratamientos están:
Vigilancia activa: Monitoreo regular sin tratamiento inmediato para cánceres de bajo riesgo.
Cirugía: Prostatectomía radical para remover la próstata.
Radioterapia: Uso de radiación para destruir las células cancerosas.
Terapia hormonal: Reducción de los niveles de las hormonas que alimentan el cáncer.
Quimioterapia: Uso de medicamentos para destruir las células cancerosas.
Terapias dirigidas: Son tratamientos que atacan específicamente a las células cancerosas, dañando en menor medida a las células normales.
Tratamientos experimentales: Son nuevas terapias que aún están en fase de investigación y no han sido aprobadas para su uso general. Estos tratamientos se prueban en ensayos clínicos para determinar su seguridad y eficacia.
Algunos ejemplos de tratamientos experimentales incluyen: Inmunoterapia (estimula el sistema inmunológico para que ataque las células cancerosas), terapia génica (modificación de los genes dentro de las células cancerosas o del sistema inmunológico), terapias basadas en radionúclidos (moléculas radiactivas que se dirigen a las células cancerosas y las destruyen) y la terapia con virus oncolíticos (virus modificados genéticamente, que infectan y destruyen las células cancerosas).
Si bien no existe una forma segura de prevenirlo, te contamos cuáles son algunas de las medidas que existen para ayudarte a reducir su riesgo:
Mantener una dieta saludable: Elige una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros, además de limitarte con las grasas saturadas y carnes rojas.
Ejercicio regular: Realiza actividad física frecuentemente porque también te ayudará a disminuir el riesgo.
Peso saludable: Puedes reducir el riesgo del cáncer de próstata agresivo.
Limitar el consumo de alcohol: Si tomas bebidas alcohólicas en exceso puedes aumentar las posibilidades de contraer esta enfermedad.
Hablar con un médico: Es fundamental para que conozcas los riesgos individuales y las medidas de prevención más adecuadas. Además, te ayudará a mantener los controles regulares para que te realices los exámenes preventivos.
El cáncer de próstata es una enfermedad, que afecta a muchos hombres en todo el mundo, pero con una comprensión adecuada y las medidas preventivas efectivas puede reducir su impacto.
El Día Mundial del Cáncer de Próstata se celebra cada 11 de junio para brindarles una oportunidad vital a los hombres, generando conciencia sobre la importancia de la prevención y la detección temprana.
Por eso, y porque tu salud es Esencial, te invitamos a informarte, a hablar con tu médico y a realizarte los exámenes necesarios para protegerte y tomar decisiones adecuadas para tu salud.
Te invitamos a unirte a la causa compartiendo esta información. Juntos podemos combatir el cáncer de próstata y mejorar la vida de miles de hombres. Actúa hoy por tu salud y la de tus seres queridos.
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